MEMENTO MORI


En la actualidad, y especialmente en estas fechas, solemos ver calaveras y relacionarlas con el mal, con lo satánico, con lo demoníaco pero ésto no siempre fue así.

Para la Iglesia la muerte siempre ha sido un aspecto importante de la vida, no podemos pensar en la vida y mucho menos en la vida eterna si no pensamos en la muerte.
La muerte como hecho natural, consecuencia del pecado, es parte de la vida de la vida del hombre y de su existencia, todos sabemos que moriremos pero nadie quiere pensar en ello; la Iglesia, al contrario, siempre nos ha dicho «memento mori» recuerda que morirás para, a través de la muerte, darnos una advertencia sobre nuestra vida.

Antiguamente cuando las personas morían eran puestos en sepulcros que eran parte de la iglesia donde se podían ver sus restos, otras iglesias en cambio ponían sus restos calavéricos como un elemento principal de la iglesia, no para asustar a las personas o dar una apariencia lúgubre sino para recordar a todo el que entrara que "así como éstos estuvieron vivos y ahora están muertos, así también tú morirás"

La Iglesia siempre nos ha dicho acuérdate que morirás «memento mori» para advertirnos que debemos llevar una vida en gracia delante de Dios, que algún día partiremos de esta vida y pasaremos a la siguiente pero antes de ello recibiremos nuestro juicio particular por parte de Dios, donde el Señor que es misericordioso y justo, nos dará el lugar que merecemos, en su presencia o lejos del Él.
Nos dice que debemos recordar que no somos eternos en esta vida y que existe un vida eterna, que así como cuidamos y nutrimos nuestro cuerpo para esta vida, así debemos nutrir y cuidar nuestra alma para la vida eterna. 

Memento mori también puede significar "recuerda morir" donde todos debemos morir al pecado que nos esclaviza para vivir en gracia como hijos de Dios, morir al pecado es rechazar todas sus seducciones y ataduras y es ante todo responder de forma agradecida al sacrifico de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues Él, única ofrenda agradable a Dios, nos ha abierto la posibilidad de entrar al cielo con su muerte redentora en la cruz; vivir en el pecado es menospreciar el hecho admirable de la redención que el Cordero de Dios ha hecho por nosotros.

Sin querer olvidar que la muerte es consecuencia del pecado y que nuestro Señor la ha vencido con su muerte y resurrección debemos decir que como parte del hombre la muerte no es mala. La muerte es la puerta de esta vida a la siguiente en donde nos encontraremos con el rostro amoroso del Padre y toda la gloriosa majestad de Dios, la muerte es el hecho que nos unirá perfectamente con Cristo que nos da la vida eterna es así que muchos Santos a lo largo de la historia han anhelado experimentar la "hermana muerte corporal" para poder unirse a nuestro Divino Maestro.
Santa Teresa de Ávila decía "tan alta vida espero que muero porque no muero" así nosotros, viviendo en gracia delante de Dios, anhelemos experimentar una santa muerte y que una vez partiendo de esta vida corporal podamos, por la gracia de Dios, ser merecedores la vida eterna.

Hermano, tú que aun vives y tienes la posibilidad de arrepentirte, acuérdate que morirás y no pierdas tiempo para unirte al Señor.

«Memento mori» †


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