CRÓNICAS DE COVID 19
Un vidrio nos dio la última imagen de mi padre, su mortaja gris nos dejaba verlo tranquilo pero, No lo pude abrazar, ni besar. Como católico sus exequias no fueron en una templo. No hubo misa de cuerpo presente. Se siente una desolación, un vacío, un hueco extraño y desagradable. Una pérdida abrumadora de un hombre en toda la extensión de la palabra.
Recibimos la llamada de un amigo doctor, mi esposa me dio la noticia...
Grite, llore, salí corriendo del trabajo esperando sea mentira, no lo fue, murió.
Lo esperamos y no volvió más con nosotros en cuerpo, pero el espíritu se inflamo.
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