JMJ: "He visto a Dios paseando por mi pueblo
MADRID, martes 16 agosto 2011 (ZENIT.org).- Más de 130.000 jóvenes de todo el mundo llegaron a España, antes del inicio en Madrid de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), para pasar días de convivencia con jóvenes españoles en las diócesis.
Sesenta y cinco diócesis --incluyendo Gibraltar y la francesa Bayona- acogieron a peregrinos de 137 países de los cinco continentes.
El plan de esos días varió de unos lugares a otros. Los peregrinos franceses acogidos en la diócesis de Oviedo visitaron el santuario de Covadonga. La delegación italiana también visitó este santuario mariano y Santiago de Compostela.
En Valladolid, se realizaron actividades espirituales y gastronómicas, y voluntariado social.
Además de iniciar en la degustación de tapas a peregrinos procedentes de Tanzania, Filipinas, India y Canadá entre otros, ofrecieron a los peregrinos un Via Crucis organizado por los jóvenes de Fresno del Viejo.
En Guadalajara, participaron en un Festival de Carismas. Allí la acogida de peregrinos se hizo en familias de la diócesis, muchas de ellas formadas por participantes en otras jornadas mundiales.
Patricia y Jorge, con un hijo, acogieron a tres peregrinas de California. “Nosotros participamos en la JMJ de Roma de 2000 y vivimos los Días en las Diócesis con una familia de Imola -explicaron-. La JMJ es una oportunidad de devolver lo que recibimos hace diez años”.
Quienes vienen de países con mayor dificultad económica tienen garantizada la gratuidad. A Ciudad Real, llegaron 230 haitianos, parte de los dos mil peregrinos acogidos en la diócesis manchega.
Disfrutaron de platos típicos de la zona, actuación de coros y danzas, y una ruta para conocer la Semana Santa ciudarrealeña.
Los voluntarios conquenses salieron de madrugada para llegar a Madrid a primera hora y recibir a los invitados de la diócesis de Cuenca.
Castilla, tierra de santos
Ávila comunicó su gran riqueza espiritual en torno a santa Teresa: el retiro espiritual Teresa de Jesús: Arraigada y edificada en Cristo. Disfrutaron, en la imponente muralla de la ciudad, de un espectáculo de luz y sonido el 13 de agosto.
La diócesis de Burgos acogió a más de dos mil peregrinos de 18 países con una solemne eucaristía en honor a Santa María la Mayor, patrona de la ciudad.
Presidida por el arzobispo, fue concelebrada por seis obispos -de las diócesis de Montpellier, Carcassonne, Perpignan, Nimes, Saint John y Halifax- y más de doscientos sacerdotes.
“Conocer la riqueza espiritual de la diócesis de Burgos a través de sus santos más representativos” fue el objetivo de la vigilia de oración Burgos, tierra de santos, en la que participaron cerca de tres mil personas, entre peregrinos y voluntarios.
En la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos, los jóvenes salieron a las calles hasta llegar a la puerta de la ciudad.
En el arco de Santa María, un montaje de luz y sonido ayudó a conocer la vida de san Rafael Arnáiz, el santo más joven de Burgos y patrono de la JMJ.
En la plaza Castilla, acabó la vigilia de oración con fuegos artificiales tras conocer a los últimos valientes testigos de Cristo burgaleses: el hermano marista asesinado en Zaire en 1996 Servando Mayor, Julián Campo, Santino Manzano y Marta Obregón.
En la diócesis de Orihuela-Alicante, fueron acogidos más de mil quinientos jóvenes. Elche, Torrevieja, Pilar de la Horadada, Alicante, Villena, Albatera y Aspe recibieron a peregrinos del Camino Neocatecumenal de Australia, República Dominicana y Estados Unidos.
El obispo presidió la misa de envío de dos mil jóvenes el 15 de agosto en la concatedral de San Nicolás de Alicante.
Seminaristas iraquíes en Córdoba
En Córdoba, el obispo Demetrio Fernández, en la fiesta de la Asunción, presidió una celebración internacional con miles de jóvenes en el estadio del Fontanar de Córdoba.
“Que en los próximos días, en la JMJ de Madrid, te encuentres con María, te encuentres con Jesús. Que Dios te dé la gracia de creer que, con su ayuda, es posible la victoria. Esa victoria que hoy vemos cumplida en María, asunta en cuerpo y alma a los cielos”, dijo el
obispo en la homilía.
Entre los peregrinos acogidos en Córdoba, hubo un grupo de iraquíes. El obispo mantuvo un encuentro con obispos y seminaristas de la diócesis de Mosul.
“Estamos en presencia de una Iglesia que es perseguida. Ellos son testigos de la fe cristiana”, destacó monseñor Fernández.
Los 18 seminaristas del seminario San Efrén de Mosul, junto con el arzobispo sirocatólico de Yohanna Petrus Mouché y el obispo emérito George Casmoussa se entrevistaron con el obispo en el palacio episcopal.
El arzobispo de Mosul explicó que en el norte de Irak hay actualmente unos 40.000 católicos y un total de 24 sacerdotes, además de distintas órdenes religiosas mixtas que provienen de diferentes ritos pero cuya obediencia es pontificia.
Los dos obispos iraquíes dijeron que más del 50% de los cristianos -desde 2003, fecha de la invasión del país por Estados Unidos— emigraron al interior del país o al extranjero.
La Iglesia no anima esta emigración pero hechos como el terrorismo y la guerra sí lo determinan, afirmaron.
El 11 de agosto llegó un grupo de cuarenta australianos a Pedro Abad. Fueron recibidos en la iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón por un nutrido grupo de feligreses y miembros de la corporación municipal.
Los jóvenes se distribuyeron con familias de acogida y en la residencia de las religiosas. Hicieron una visita a la ciudad, disfrutaron de una buena comida cordobesa, un tiempo de piscina, y acabaron con la celebración de la Eucaristía bilingüe en la parroquia.
La parroquia de San Sebastián en Añora recibió a un grupo Corea del Sur. Después de desayunar y descansar en las casas de las familias de acogida, fueron a visitar diversos puntos de interés.
Por la tarde, tuvieron un curso de cocina tradicional española y posteriormente celebraron la Eucaristía.
Al día siguiente, en un encuentro deportivo en el pabellón deportivo municipal, practicaron pádel, baloncesto, tenis, juegos de mesa, spinning, bailes, piscina, etc. Por la noche hubo fiesta popular en el recinto ferial.
En Cabra, fueron acogidos 120 peregrinos de Italia en la parroquia de la Asunción y Ángeles. El párroco Zacarías Romero les dio la bienvenida. Visitaron la localidad y disfrutaron de un rato de piscina en la residencia San José.
Tuvieron una convivencia con todos los jóvenes del arciprestazgo en Lucena, subieron a la Virgen de Araceli, con actuaciones diversas. Al día siguiente, visitaron la Fuente del
Río de Cabra.
En el suelo de la Sagrada Familia
En la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, consagrada al culto por el Papa el pasado mes de noviembre, tuvieron que celebrarse dos misas internacionales el domingo 14 de agosto, dada la imposibilidad de acoger en su interior en una sola celebración a los 12,300 jóvenes que pasaban esos días en la archidiócesis de Barcelona antes de viajar a Madrid.
En la eucaristía de la mañana predominaron el inglés y el alemán; en la de la tarde, el italiano y el francés.
El arzobispo de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, presidió las dos misas, en las que numerosos jóvenes estaban sentados en el suelo de las naves laterales.
Un día antes, el sábado 13, más de 30.000 jóvenes católicos celebraron una eucaristía en el Forum de Barcelona, construido para acoger en el año 2004 el Forum Universal de las Culturas.
Rosario en la playa
En Valencia, miles de jóvenes peregrinos de 45 países rezaron en distintas lenguas los misterios gozosos del Rosario en la playa de la Malvarrosa.
Antes de rezar, jóvenes de una parroquia valenciana ofrecieron una representación teatral y se repasó la historia del Rosario.
Durante el rezo varios jóvenes ofrecieron sus testimonios de experiencia de Dios, entre ellos una familia, un sacerdote y una religiosa de la Comunidad del Cordero.
La celebración estuvo presidida por el arzobispo de la diócesis, monseñor Carlos Osoro, quien lanzó un llamamiento a los jóvenes “para que vuestro corazón lata en consonancia con el de Dios, y seáis vosotros, los que mostréis al mundo, con vuestra vida y vuestro testimonio, el rostro auténtico del Señor”.
Afrontando imprevistos
Con los jóvenes, ya se sabe, suelen surgir imprevistos y los voluntarios de la archidiócesis de Santiago de Compostela mostraron sus dotes de improvisación para acoger, el 13 de agosto, a mil personas más de las esperadas.
El grupo de la Bretaña francesa, de hecho, en vez de ser de 800 personas, era de 1800, de forma que los jóvenes francófonos eran casi 2500, más unas 500 personas de otras lenguas, principalmente inglés y español.
Las misas de ese día fueron también allí muy emotivas, llenas de signos. Muchos de los voluntarios salían impresionados de la experiencia, tanto de las misas como del trato con los jóvenes extranjeros.
“He visto la noche llenarse de fiesta cristiana”
Un sacerdote sevillano ofrecía su testimonio de estos días, destacando: “He visto llegar a los jóvenes con antelación y abrirse las casas y los corazones generosamente”.
“He visto llorar a los jóvenes en el confesionario hablando de su vocación, adorar desde las cinco de la tarde -hora torera del infierno sevillano-, rotos y cansados al Santísimo Sacramento del Altar, y todo con la alegría de tener a Cristo delante”, confiaba.
“He visto el salón de plenos del Ayuntamiento convertido en espacio para Dios, la generosidad del pueblo y todos dando lo que tenían”, continuaba.
“He visto la indiferencia de mis jóvenes, los que conozco y no conozco, los que me saludan y los que pasan ligero para no saludar al cura”.
“He visto que todos se preguntaban, se interrogaban, también criticaban, pero nadie quedaba indiferente”.
“He visto a Dios caminar por Camas, sin tapujos, con claridad hasta llegar a la plaza que en estos días ha dado honor a su nombre: el triunfo”, proseguía.
“He visto la noche llenarse de fiesta cristiana sin necesidad de recurrir a nada extraño para divertirse”, añadía.
Y concluía: “Os he visto pensar, orar, guardar silencio y escuchar... y en medio de todo la pregunta siempre directa: y nosotros ¿qué tenemos que hacer?”.
Por Nieves San Martín
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