EGIPTO RENACE... II
Por Emile Ameen
EL CAIRO, jueves 10 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Hala Mustafa, editor de la revista Democracy, difundida por la Al Ahram Foundation, y experto en cuestiones políticas y estratégicas, respondió a las preguntas de ZENIT sobre la delicada situación que está viviendo Egipto en este periodo.
La primera parte de la entrevista fue publicada el pasado martes 8 de febrero.
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- ¿Está preocupado por la estabilidad de Egipto en este periodo que comienza?
Hala Mustafá: En líneas generales no estoy preocupado. Pero me preocupará la estabilidad de Egipto si el régimen no capta el mensaje. En ese caso, se producirá una guerra callejera o una guerra civil, y nadie será capaz de controlar las pérdidas de Egipto. Por lo tanto, creo que no es razonable ni aceptable volver a la situación previa de intimidación y opresión para poner fin a las manifestaciones. La alternativa es un diálogo serio, profundo y tranquilo.
- ¿En su opinión, existen otras medidas, aparte de las que se han tomado, que puedan aliviar la ira?
Hala Mustafá: La ira se reducirá cuando se hagan públicos los informes sobre los funcionarios y antiguos miembros del régimen, además de que se investigue a los personajes más odiados por los egipcios que están detrás de la corrupción de la vida política en Egipto, especialmente en el Partido Nacional Democrático, personas que monopolizaron el poder y la riqueza, que buscaban la formación de milicias con las que intimidar a la juventud. Estos procedimientos podrían reducir la ira de los egipcios y daría mayor credibilidad al vicepresidente de la República y al nuevo gobierno.
- ¿Cuál es su opinión sobre el vicepresidente de la República, el general Omar Suleiman?
Hala Mustafá: Creo que es capaz de conducir a Egipto a un periodo de transición, sobre todo si rechaza los símbolos del Partido Nacional Democrático. Sobre todo si disuelve más tarde este partido, y crea uno nuevo que conduzca la vida en Egipto de un modo más justo, más equitativo y con más transparencia.
- A la luz de los acontecimientos en Egipto, mucha gente del mundo árabe atribuyen el retroceso democrático al colonialismo de Occidente, y no a una incapacidad árabe... ¿Está de acuerdo con eso?
Hala Mustafá: Antes de nada, no deberíamos sorprendernos de quien dice que nuestra herencia árabe es diferente de la herencia europea que hizo posible la democracia. Además, existen países asiáticos, entre los que destaco países musulmanes como Malasia, Indonesia y Bangladesh, que han sido positivamente influenciados por las fuerzas coloniales de Occidente. También hay países no musulmanes, como India, que adquirieron su experiencia democrática gracias al colonialismo inglés.
Nuestro real problema es que en el mundo árabe no miramos las cosas con objetividad. Vemos las cosas en blanco o negro, mientras que los hindúes no rechazaron los beneficios de la experiencia británica. Hasta el día de hoy, no queremos admitir que la democracia es un producto occidental.
- ¿Podrían los nuevos medios de comunicación como Facebook, Internet, blogs, móviles..etc, darle al mundo árabe una oportunidad añadida para una comunicación democrática, que hiciera las cosas más fáciles en el futuro?
Hala Mustafá: Creo que es verdad. Las nuevas generaciones serán más libres del miedo o de la falta de conocimiento de las cuestiones generales y políticas gracias a la abundante información y a la velocidad de flujo de la misma a través de los medios nuevos.
Por esta razón estamos siendo testigos en Egipto del nacimiento de una nueva generación que no se deja engañar por “las consignas como ocurrió con la generación de los '60; sobre todo esto se dio cuando el mundo fue liberado de la generación de liberales a finales de los '70 y principios de los '80.
Hoy vemos a una nueva generación de jóvenes que nacieron a mitad de los '70 y principios de los '80, que están realizando un cambio en una situación política estancada.
- ¿Existe una manera efectiva de promover la democracia árabe especialmente dentro y fuera de este furioso debate?
Hala Mustafá: En el mundo actual y a la luz de los experimentos a nivel internacional, parece necesario alcanzar una ecuación razonable que reconcilie la nación con el mundo. La democracia, en virtud de los hechos, es un producto occidental al que tratamos de adaptar nuestras sociedades.
El mundo está viviendo una época de intercambio económico sin precedentes, y hay muchas naciones que reciben ayuda económica y en especie, de forma pública y oficial, de Europa y América. Y el sistema internacional, nos guste o no, se caracteriza por una jerarquía de influencias, por decirlo de alguna manera, que permite a algunos países, a través de su política de exteriores, intervenir de manera positiva o negativa en las políticas de otros países.
También existe siempre una fricción entre los elementos externos e internos. Aunque la motivación externa sea buena, la propagación de la democracia en el mundo y en las capitales árabes no tendrá éxito sin una honesta voz nacional en el país.
[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]
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