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OMAR JAYYAM-POETA-

Ghiyath al-Din Abu l-Fath Omar ibn Ibrahim Al-Nishaburi al-Jayyam Omar nació en Nishapur, alrededor del año 1040 DC, donde también murió, probablemente en el 1124 DC. Allí y en la ciudad de Balj, recibió una sólida educación en los temas de las ciencias y filosofía. En el 1070, se trasladó a Samargand, donde el patrocinio del jurista Abú Taher le permitió completar su “Tesis sobre Demostraciones de Álgebra y Comparación”. Con ella logró gran reconocimiento y prestigio, hasta el punto de ser llamado por el sultán Malek Shah, que le encargó la construcción de un observatorio astronómico situado en Marv, (actualmente Mary, en Turkmenistán) según consigna Nezam-el-Molk, en su libro “Siasat Namé”, en colaboración con otros siete astrónomos y matemáticos, entre ellos: Abdolrahman Jazení y Meimún-ebne Nayib Vasetí.

Idris Shah describe a Omar el Jayyam :¨Jayyam es la voz sufí; y la voz sufí es intemporal. En poesía, no se someta fácilmente a teorías temporales¨

SU OBRA:


I


 Ayer determinaron tu presente
Libre de los ineptos deseos de ayer.
Alégrate de que sin esfuerzo tuyo
Mañana esté también trazado para tí.

 Pero mientras el Eterno me eres
Palabra por palabra explicaba
mi lección, amor,
Y tomó mi corazón y de un fragm
formó
Llaves del almacén de la Realidad

II

 Mí presencia aquí no fue elección mía;
A mi pesar el destino me acosa
para que me vaya.
Levántate, envuelve un trapo
a tu cintura, mi SakÍ,
Y embriágate para alejar la miseria
de este mundo.

 
Si hubiera sido mi elección,
¿habría venido?
¿Y en que me habría convertido?
¿Qué mejor fortuna podría
haber hallado
Que no venir, devenir o incluso ser?


Su pensamiento está empapado de tristeza, pena, inexistencia y muerte.

“si los que aún no han venido vieran como sufrimos

por culpa del destino, no vendrían jamás”.

(Cuarteto 28) (© Traducción de Zara Behnam y Jesús Munárriz para Hiperión)

Para Jayyam, más allá de la materia no existe nada. El mundo está hecho a base de la unión de partículas que funcionan por mera casualidad.

“De aquel jarro de vino, que a nadie perjudica,

llena tu copa y bebe, y sírveme a mi otra,

muchacho, antes de que haga, sin prestar atención,

con tu tierra y la mía un jarro el alfarero”.


(Cuarteto 68)

En cuanto a poeta percibe la naturaleza con una delicadeza y sutileza especiales, destacando la belleza de su lenguaje:

“El viento de levante rasgó a la flor el velo...” (60)

“La nube entre sollozos lloró sobre la hierba...” (61)

“La luz de la luna rasga el manto de la noche...” (111)

Rubaiyyat

Olvida el día que te abandona.

No te inquiete el de mañana que aún no ha venido.

Desdeña lo que ha sido y lo que habrá de ser.

Vive tu instante y no arrojes al viento tu vida.



Disfruta tus horas. El aliento te dejará en tu día.

Te perderás bajo el misterio de la nada.

Bebe: No sabes de dónde has venido.

Bebe: No sabes a dónde irás.



Yo tenía un maestro cuando estaba en la escuela.

Después fui maestro y creí triunfar.

Escucha el final. Todo esto es tan sólo

un puñado de polvo bajo el soplo del viento.



Quien es dueño de medio pan

y tiene un nido donde abrigarse

y no es señor ni siervo de nadie,

disfruta una muy dulce existencia.



Reuníos, amigos, después de mi muerte.

Gozad todos juntos y cuando el copero

os escancie un buen vino, más añejo que nunca,

recordad a Jayyam y bebed recordándolo.



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