LOS FIELES DIFUNTOS
La celebracion a los muertos presede desde generaciones antiguas, los antepasados de toda la humanidad eran honrados no como fiesta maldita, sino como ofrenda de agradecimiento por su vida y porque claro, sin ellos nosotros no estariamos aqui.
En Mèxico ocurre algo muy especial con esto, y es el dia de los muertos, una fiesta tradicional, que a ultimas fechas se convirtio en un festival "cultural", tratando de salvar nuestras tradiciones hacemos concursos y olvidamos el principal favor de esta fiesta, la conmemoracion a los fieles difuntos.
Los antiguos mexicanos celebraban esta fecha por una sencilla razon, marcaba el fin de las siembras, la tierra se preparaba para descanzar hasta la primavera, empezaban los frios del otoño y el invierno, las noches eran mas largas que los dias, es decir, la tierra descansa.
por esa razon en estas fechas se selebraba el huey micanteuctli. o mes de los muertos, las ofrendan eran mostradas en direccion Norte, porque de alli procedian los muertos del mictlàn, cabe aclarar que los muertos eran velados por los familiares durante 4 dias, siendo guerrero o mujer en parto la que moria, debian proteger el cadaver de los ladrones de amuletos, ya que los antiguos creian que les daria poderes sobre humanos y suerte.
despues de eso al pasar 4 años es cuando eran celebrados no antes, de alli en adelante cada año.
podemos hablar mas de este dia de muertos, una fiesta que algunos consideran pagana, pero la iglesia reconoce tambien a los difuntos, a los fieles, como ocurrio en otros lugares, la catequesis de la iglesia enseña y modifica la fiesta local haciendola universal al mensaje e Jesus.
La mezcla de las fiestas de dos mundos de dos ideologias, muestran sus similitudes, y su humanidad, muestra del mestizaje, de la conquiesta, y la evangelizacion en estas tierras.
El catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:
1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).
2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).
3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).
4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma").
5ª. San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".
De San Gregorio se narran dos hechos interesantes. El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio. Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: "Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio". Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.
La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".
¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.
Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora
Una oración por su alma, la recibe Dios (San Agustín).
Cada uno se presentará ante el tribunal de Dios para darle cuenta de lo que ha hecho, de lo bueno y de lo malo (S. Biblia).
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DTB