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DOMINGO DE ADVIENTO

EVANGELIO DE HOY

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«Estén despiertos y vigilantes: pues no saben ustedes cuándo llegará el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que vigilara. Estén atentos, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: ¡estén vigilantes

Mc 13,33-37

AÑO NUEVO LITURGICO

«Estamos ya habituados al término «adviento»; sabemos qué significa; pero precisamente por el hecho de estar tan familiarizados con él, quizá no llegamos a captar toda la riqueza que encierra dicho concepto.

Adviento quiere decir «venida».

Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para quién viene?

En seguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Viene una noche en Belén, nace en una gruta que se utilizaba como establo para el ganado.

Esto lo saben los niños, lo saben también los adultos que participan de la alegría de los niños y parece que se hacen niños ellos también la noche de Navidad. Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. E1 hombre tiene el derecho, e incluso el deber, de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría.

Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo.»
JUAN PABLO II
Audiencia general de los miercoles, 29 de Nov 1978


Con el primer Domingo de Adviento se inicia un nuevo año litúrgico, es decir, la celebración de los misterios de la vida del Señor Jesús a lo largo de un año, «desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, el día de Pentecostés y la expectativa de la feliz esperanza y venida del Señor» (Sacrosanctum Concilium, 102).

El año litúrgico se inicia con el Adviento, tiempo de preparación para la celebración del Nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios que por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen.

En el Adviento miramos hacia el pasado, meditando en las promesas que alimentaban la esperanza de Israel cuando caminaba en medio de las tinieblas de sus propias infidelidades, ansiando el día en que la luz de salvación prometida por Dios brillaría sobre su suelo para siempre. Mirando al pasado nos alegramos en el hoy de nuestra historia porque aquellas promesas hallaron su cumplimiento con la primera venida del Hijo de Dios entre los hombres.

El Adviento es también es un tiempo para mirar hacia el futuro, pues el Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte, Reconciliador de los hombres, Señor del tiempo y de la historia, ha prometido venir definitivamente en la consumación de los tiempos para hacer partícipes de su Reino a todos cuantos hayan perseverado fielmente en su amor.

Finalmente el Adviento es un tiempo para mirar al tiempo presente, al hoy y ahora de nuestro peregrinar, pues éste es tiempo de salvación para cada uno de nosotros (ver Catecismo de la Iglesia Católica, 1168), tiempo en el que el Señor viene incesantemente a nosotros por medio de su Espíritu, en la Iglesia (ver Mt 18,20), principalmente a través de los sacramentos: «La venida intermedia es oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos, y gracias a ella reciben la salvación» (San Bernardo). En el hoy de nuestra historia acogemos los dones que Dios nos ha dado por medio de su Hijo y nos preparamos diligentemente para el Encuentro definitivo, para recibir aquello que Dios tiene preparado para aquellos que le aman (ver 1Cor 2,9).

Comienza el tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la jubilosa celebración de la Navidad. Cada uno de nosotros debe proponerse vivir intensamente este tiempo de Adviento como preparación para la Navidad. Ayuda ciertamente la preparación exterior: buscar adornar nuestras casas, oficinas, lugares de trabajo, cuartos, etc. con símbolos alusivos a la Navidad y frases que expresen la espera del nacimiento del Señor. Es oportuno recordar que la Navidad no es “Papá Noel”, tampoco solamente una ocasión para reunirse en familia estando sin embargo ausente “el dueño del santo”. ¡La Navidad es Jesús! Y sin Jesús, no hay Navidad. No dejemos, pues, que la cultura cada día más secularizada nos arranque a Jesús de nuestras mentes, de nuestros corazones, de nuestras familias, de nuestras sociedades todavía cristianas.
¿Pero es lo que ofrece este mundo lleno de vacías vanidades e ilusiones de momento todo lo que el ser humano puede esperar, todo a lo que puede aspirar? ¿Hay algo consistente, que dure para siempre, que sea fuente de gozo perenne? ¿Qué pasa con aquellos que esperamos más? ¿Con quienes percibimos fuerte la necesidad del Infinito, la necesidad de ser felices no sólo por unos momentos, sino para siempre? ¿Qué pasa con quienes no nos contentamos simplemente con “pasarla bien” para luego sentirnos nuevamente tan vacíos, solos, abandonados, cada vez más frustrados y decepcionados de la vida?

Para quienes todavía esperan “contra toda esperanza”, para aquellos que aún esperan en Dios y esperan de Él la salvación, ¡Dios se ha hecho hombre! Y no sólo eso: Jesucristo, el Hijo del Padre eterno que nació de María Virgen, nos ha reconciliado en la Cruz, y resucitando ha abierto para todos los que creen en Él las puertas de la vida eterna, una vida plena de felicidad en la que nuestros más profundos anhelos serán plenamente saciados.

En este tiempo de Adviento los cristianos estamos llamados a intensificar nuestra esperanza para vivir de esa esperanza, siempre preparados para cuando el Señor nos llame a su presencia, así como también para saber dar razón de nuestra esperanza a tantos que en el mundo carecen de ella (ver 1Pe 3,15).

FELICES FIESTAS

Comentarios

Anónimo dijo…
EXCELENTE REFLEXION WAPO..
QUE TENGAS PAZ SALUD Y AMOR
TU Y TU FAMILIA
UN JUERTE ABRAZO BXS

La Navidad es Gozo, ¡no estés triste!

La Navidad es Paz, si tienes enemigos, ¡reconcíliate!

La Navidad es Encuentro, ¡busca a tus amigos!

La Navidad es Don, hay pobres, ¡ayúdalos!

La Navidad es Humildad, si hay soberbia, ¡sepúltala!

La Navidad es Justicia, si tienes compromisos, ¡cúmplelos!

La Navidad es Perdón ¡arrepiéntete!

La Navidad es Luz, si estás en tinieblas, ¡enciende tu lámpara!

La Navidad es Verdad, si hay errores, ¡reflexiona!

La Navidad es Amor, si tienes odio, ¡olvídalo!

Y si para vivir en Armonía tenemos que esperar la Navidad... estaremos desperdiciando el diario Vivir!

LA NAVIDAD ES "JESUS"

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