EL TEMPLO: LOS SIGNOS DEL LOS TIEMPOS

Me despierta el canto del gallo antes del amanecer, un día mas aquí, un día mas de mi vida, pero no de la de siempre, sino la nuevo, mi nueva preparación, mi nuevo sentido de la vida, mi acercamiento cada vez mas a la verdad, a esa verdad revelada a mis jóvenes ojos, pero que se quedara para el resto de mi vida, esa día recuerdo que me desperté, había trascendido algo en mi corazón, hace algunos meses, yo había terminado mi iniciación, sujeto ala torah, me vestí con la túnica, y recite la ley de Moisés, no había sido de los mejores, pero lo intentaba, mi segundo tiempo de preparación estaba cerca, empezaría a estudiar Alos profetas y veríamos si podía ser el mejor, ya algún día ser un Rabí, pero eso no seria para mi, yo no entraba en el circulo, no servia para atender la necesidad del pueblo espiritualmente, no podría ser un maestro, no estaría nunca preparado, en eso estaba mentalmente comprometido cuando debo levantarme de la cama y empezar mi jornada de hoy...

Empiezo mi oración matutina, mi padre lo hace también, el siempre fue un hombre muy serio con respecto ala religión de sus ancestros, el mismo si tuviera la edad y la fuerza seria uno de los celosos de Dios, como lo son mis hermanos, termine mi oración y salí al comedor familiar, mi hermano estaba allí, parecía ya estaba repuesto, aunque las vendas y las heridas aun estaban abiertas, mi madre se afanaba mucho en su sanidad, y esperaba que esto lo mantuviera mas tiempo con ella y se alejara de su plan.

Aquí les presentare a mí madre, ella es una mujer llena de Dios, una de las mejores de su generación en la escuela, una maestra incluso sabia mas de las escrituras que mi padre, recitaba las escrituras la torra y los profetas, ella es una de las mejores ayudas q nuestra familia tiene, se interesa por sus hijos y por su esposo, cumple con su rol de madre, esposa y amiga, un tanto robusta, pelo castaño y unos ojos miel que hacen pensar en los granos de mana antiguos, ella es m mi madre, Libni, ella seria importante en el resto de mi vida.

Se sentía aun una tensión en la casa, debido a mí hermano desaparecido, no sabíamos nada de el, nadie sabia nada de el, mi padre utilizaría la mañana para saber mas, de su paradero, la tarde anterior estuvo preguntando, y mi hermano en casa lo estuvo moviendo en punto de la ciudad donde podría estar pero nada, aun no lo encontrábamos, pero las palabras del maestro fueron claras y le creí, simplemente le creí.

mis hermanas y yo salimos a abrir el taller, y estuvimos allí la mañana entera, yo pensaba donde estaría mi jarrón, me parecía gracioso, que le tuviera tanto aprecio a ese pedazo de barro, y comprendí q no era para tanto, así que decidí hacer mas, los que pudiera, mis hermanas eran mas diestras en la decoración de los productos, yo solo los trabaja, ahora tenia una extraña sensación, veía el barro, veía el horno y mis manos, no alcanzaba a comprender, pero me gustaba el fuego, y el simple barro tomando una forma nueva, como si naciera, como si renaciera, su cometido fue hecho, sentía que nosotros fuimos creados así, al barro y al fuego, alas manos de un alfarero Divino, vaya grandes cosas pensaba solo eso pensaba.

¿Considerando la crisis por la que atravesaba mi familia debía ir con el maestro Yeshua? esta mañana que diría, deque nos hablaría, me intrigaba, cuando pasaba por el templo hablaban bien de el, y otros hablaban pestes de el, lo odiaban, era increíble que un hombre con esa bondad sea calumniado tanto, aparte me sepia identificado, el era un artesano como yo, un carpintero, esos brazos fuertes lo demostraban, ese cuello, su mirada tan directa pero llena de amor, era confuso ver a un hombre tan grande, un gigante así viéndote como el mejor de tus amigos, allí en ese grupo había visto a muchos de sus seguidores, lo que mas me impresionaba era que todos eran muy Jóvenes, igual que el maestro, el tenia la edad de mi hermano y sin embargo era rabí, debió ser muy inteligente para pasar por la escuela rabínica, debió ser el mejor para crecer tan rápido en sabiduría y conocimiento de Dios, debió tener un gran maestro con el; termine unos platos y unos vasijas, encargue el trabajo a mis hermanas mi madre llego, la bese en la mejilla y salí corriendo de allí, mi rumbo: el templo de Jerusalén.

Como era de esperarse la gente se arremolinaba para escuchar al maestro, no era el único debo decirlo, había muchos como el en las escalinatas del templo pero el atraía a toda la gente, cuando llegue estaban dos conversando cuando hubieron terminado me dirigí a ellos y les pregunte sobre el maestro y lo que hacia de donde venia, quien era su maestro; ellos se rieron un poco de mi y me dijeron- mira muchacho, el maestro no fue a escuela alguna, su maestro fue su madre Miriam y Adonai del cielo, es de Nazareth, aunque hacia en Belén de Judá, es Galileo, somos sus discípulos yo soy Kefas y el es Yohanan- Kefas era un hombre relativamente joven 30 años alo mucho, robusto, me comento que era pescador, y el otro también, Yohanan me agrado mucho, sobre todo por su edad no seria mayor de los 18, era demasiado joven para estar siguiendo a un rabí ambulante, sostuve una conversación con ellos, muy amena, me presentaron Alos demás, era un grupo muy peculiar, 12 y todos diferentes, la atención fue atraída por 2 discípulos uno llamado Simeón y el otro judas, el primero era un Celote como mi hermano el segundo un sicario, había 4 pescadores, un cobrador de impuestos, 2 comerciantes, y no recuerdo Alos demás, era un buen grupo, eran jóvenes y bien desarrollados, no sobrepasaban los 30 años muchos de ellos así que podían pelear si algo los atacaba, Kefas llevaba una espada entre el manto la vi., cuando conversaba con el...

El maestro empezó a hablar: con las palabras: "mírenlo bien porque llegara el tiempo en que este templo no quedara piedra sobre piedra"- que palabras, algunos se escandalizaron, el templo del antiguo Salomón había sido restaurado por Herodes, aun estaba en construcción lleva así mas de 60 años y aun no se terminaba, parecía hablar de una guerra, decía q habría terremotos, pestes y q un reino y nación se levantaría contra otro reino y nación, que habría hambre y dolor, porque que era necesario,-que duras palabras- los perseguirán y los presentaran a tribunales, parecía una revuelta, mi piel se estremecía al escuchar sus palabras porque sondaba como el retumbar del rayo mismo,-no teman que yo estaré con ustedes y les daré sabiduría- era una forma dura de decir pero pareciera como si estuviera prediciendo algo grave muy pronto- "serán ajusticiados por un hombre, odiados y perseguidos"- cuando vean ejércitos rodeando la ciudad corran a los montes porque será devastada- era terrible lo que decía, mi ciudad devastada, destruida y humillada, ¿Por quien?¿para que?¿Por que Jerusalén?.

-"cuando los signos aparezcan, enderécense, levanten la cabeza su liberación esta cerca"- dijo el maestro, no podía creerlo, los antiguos profetas anunciaron cosas similares, en épocas antiguas, y no se equivocaron fuimos deportados y destruidos por Babilonia, Persia y Asiría, acaso Roma nos destruiría también, mi ciudad ha sido victima de la destrucción muchas veces, acaso de nuevo, ¿CUANDO? era mi nueva pregunta, me quede ese medio día en el templo, escuchando al maestro, me despedí de los discípulos y me fui al taller el sol estaba en los 3/4 del cielo, espero que mi padre no haya llegado o que se enoje conmigo por llegar tarde.

Esa tarde mi padre llego a casa con mi hermano, lo había encontrado, estaba en el sótano de un hombre llamado Zalam, llego allí mal herido hace 2 días y estaba apunto de morir, pero se recupero milagrosamente dijeron los hombres que lo atendían, -mi cerebro ardió de felicidad y recordé las palabras del maestro, era cierto el tenia el poder de sanar gente, me lo dijo el estará bien, y mi hermano estaba en casa, sano, y con nosotros- lo recostaron en mi cama, y lo dejaron descansar, mi madre lloraba de alegría, y daba gracias al altísimo, recostada sobre su hijo la tome por la espalda y le dije al oído:-madre no esta en los cielos esta en la tierra, el camina entre nosotros-

Atardecía en el monte, mi familia estaba completa, sentía las palabras duras del maestro refiriéndose ala destrucción de mi ciudad y del templo, pensaba que eso no pasaría pero había temor en mi corazón, porque lo que me dijo paso, así que lo que hoy comento, también pasara- hubiera querido apoyar a que eso no pasara, pero veo ahora en los fines de mi vida, lo que le paso a mi ciudad devastada por Tito y la rebelión Celota aplastada por el poder Romano, como águilas devoradoras q comen ratoncitos así fue la destrucción de Jerusalén, Sitiada, tomada, quemada, destruida, y ni piedra sobre piedra, tal como el lo dijo, así paso-

Esa noche no dormí en mi rincón amado, no ese era de mi hermano, el lo necesitaba mas que yo, bendije al rabí y pedí por mi familia, por la Jerusalén de mis sueños y porque lo que dijo nunca pase, por el amor y por la sanidad de mis seres queridos, agradecí la oportunidad de conocer a este hombre, el buen Galileo, el maestro, mi maestro, si el me acepta en sus filas caminare con el para siempre...

4ta parte

Oma Mohammed Ben Constantin
"Semana Santa" 2008

Del diario de Eliud Ben al-Farfan