GITANERIAS IX

                                         A: MusaOscura

A ella la encontrarás en las ferias de pueblo, donde el olor a churros se mezcla con el aserrín y la promesa de lo extraordinario. Su carpa no es la más grande, pero sí la que más brilla. Entre los puestos de cacahuates tostados y elotes, la suya es la sombra púrpura que atrae a los curiosos y a los desesperados.

No es una estatua en un templo. Es una mujer de carne y hueso que enciende una lámpara de aceite cuando cae el sol. En su mesa, la bola de cristal no es un adorno de vidrio: es un lago quieto donde se ahogan las preguntas. De su cuello cuelgan monedas antiguas que fueron de otras mujeres sabias, y efigies de plata que han visto pasar siglos. Las lunas de sus pendientes captan la luz de los faroles y lanzan destellos verdes cuando gira la cabeza.

Su voz no es un susurro etéreo, sino un rumor áspero y dulce, como el de la miel sobre una corteza vieja. Sabe que la gente no paga por la verdad, sino por la esperanza, y por eso sus manos, curtidas por los naipes y el incienso, sostienen el futuro con la firmeza con que otras mujeres sostienen una barra de pan.

En su carpa, el tiempo se dobla. El pasado duele menos y el porvenir se vuelve maleable, como la cera de las velas que se derriten junto a la imagen de un santo. Los hombres llegan con el olor a vino y a trabajo, las mujeres con la ansiedad pegada a la piel como un polvo dorado. Y ella, la gitana, la que todo lo ve y lo calla, les tiende sus cartas que son espejos, sus runas que son semillas de posibilidades.

Esta es su historia. No la de una diosa en las alturas, sino la de la mujer que, entre el bullicio de la feria y el silencio de la noche, aprendió a leer la historia que las almas escriben en las palmas de las manos.


LA LLAMA NUEVA 
La noche se quebró en tu costado,
niña que jugaba con ecos y señales.
Un presagio cayó como fruto maduro,
manchando de eternidad tus manos pequeñas.

Aprendiste el alfabeto del dolor ajeno,
el sabor metálico de lo que está por venir.
El don no llegó como un regalo,
sino como una llave para una celda de tiempo.

Bebiste el silencio de las estrellas,
y el vacío se enredó en tu garganta.
Desde entonces,habitas el interregno,
ese lugar donde la piel conoce la lluvia
antes de que la nube decida su forma.


UMBRAL
Entre velas, cartas y sombras,
mujer oráculo templa destinos.
Con runas,madre forja mañanas,
consejos celestes dicta su lengua.

Sensual dama de púrpura envoltura,
amante de enigmas y secretos.
Tus manos trazan senderos ocultos,
las estrellas tiemblan al reconocerte.

Eres la llama en la penumbra,
la brújula que reta al abismo.
En tu voz,susurra la eternidad,
en tu piel,los siglos se enredan.

Consejera del errante perdido,
ancla roja en mares inciertos.
oMujer adivinadora,alma infinita,
danza del cosmos entre tus manos.


ANIMA
Va la noche detrás de tus pasos,
reina púrpura,de alma morada,
con cartas que cantan verdades secretas
y runas que respiran destinos.

Tus manos dibujan caminos de fuego,
hilos del cosmos flotan en tus dedos,
los astros tiemblan bajo tu mirada,
consejera del misterio y el deseo.

Eres viento entre columnas de niebla,
dama que sabe las preguntas del mundo,
tu voz como eco de selvas abiertas,
tu cuerpo un verso que nunca se clausura.

La luna danza en tu piel desnuda,
amante de lo oculto y lo inmenso,
sabes de amor y de sombras eternas,
eres poema,hechizo, respuesta y abismo.



PRISMA
La penumbra te nombra en sus huecos,
y no hay espejo que pueda contenerte.
Eres el vaticinio que escapa al calendario,
la silueta que el tiempo se niega a borrar.

Se teje el futuro con hebras de deseo
sobre el terciopelo de la mesa ritual.
Tus dedos son el prisma donde la luz se quiebra
y revela el mapa escondido en la palma ajena.

No eres sólo la que ve, eres la que enciende.
La piel,un pergamino que lee las tempestades.
Púrpura la sombra que proyecta tu certeza,
morado el rumor que precede a la verdad.

Consejera de almas que tiemblan en el borde,
tú eres la calma que no necesita orilla.
El amor,en tu presencia, se desnuda de preguntas,
y el abismo se vuelve un rincón familiar.



SIMISMO
Tras la partida del último suplicante,
el silencio no es paz,es un zumbido de alas rotas.
Las preguntas ajenas anidan en tus huesos,
ecos de destinos que no te pertenecen.

Anhelas la ceguera de un solo camino,
la simple certeza de no saber.
Ser un rostro más en la multitud,
y no el espejo que devuelve a cada cual su abismo.

Los secretos pesan más que la piedra,
se acumulan en las curvas de tu espalda.
Eres la arquera que nunca deja la flecha,
condenada a ver siempre el blanco
antes de que la saeta vuele.



EGO
Tu mano no solo lee, ahora corta el hilo.
Desafías a las tejedoras ciegas,
a las que cantan la canción única del porvenir.
Has tomado las tijeras de ónix y fuego.

El cosmos contuvo su aliento de fuego:
al romper el espejo primordial,
en sus astillas nace un nuevo sol,
ilegítimo,salvaje, tuyo.

Las Moiras murmuran tu nombre como una blasfemia,
pero tú sonríes con tus dientes de luna.
Porque el destino no es una ley,
es un río que puede besarse en la boca
y cambiar de cauce con un gemido.



DAMA
Tu voz no es eco, es el cristal que rompe
la ilusión del mañana y el peso del ayer.
El aire se densifica al filo de tu manto,
allí donde el sentido se rinde al misterio.

La adicción a tus ojos es la única fe
que persiguen los náufragos de la razón.
Eres el enigma que no pide ser resuelto,
sino ser habitado,ser bebido despacio.

Bajo la cúpula de astros indecisos,
tus cartas no son papel,son presagios vivos.
Ellas saben la temperatura exacta de la traición
y el instante en que el destino debe ser forjado.

La llama es tu amante, el secreto tu cómplice.
En la negrura de tus pupilas reside
el fin de todas las búsquedas.
Te basta un susurro para mover
el corazón de la constelación.



DUDAS
Hoy las cartas son de piedra, mudas.
La llama no danza,sólo consume.
¿Inventas los senderos que dices descubrir?
¿Es tu anhelo la única profecía?

Por un instante, la Dama Púrpura se desvanece,
y sólo queda una mujer
frente al silencio inmenso que no puede nombrar.
El terciopelo de la mesa es sólo tela,
las runas,madera vieja y desgastada.

Y en ese hueco de fe perdida,
recuerdas que hasta el oráculo
tiene sueños que no se atreve a leer,
y que el abismo que domina
a veces le susurra que caiga.



LEGADO
Llegó con ojos que ya sabían preguntar,
con las manos abiertas como mapas en blanco.
Y tú,que habitas el centro del enigma,
¿le darás la llave de esta celda de luz?

En su inocencia ves tu antigua máscara,
y en el acto de enseñar,por fin,
comprendes el destino que no pudiste leer:
ser el umbral para otro umbral.

Le muestras cómo el deseo dibuja el futuro,
cómo la sangre canta cuando toca lo arcano.
Y al ver cómo sus dedos jóvenes
acarician las runas con temblor inicial,
sabes que no le transmites un don,
sino la sed que nunca podrá apagarse.



ANCLA Y VIENTO
En tu piel, por fin, dejo de leer.
Mis manos no buscan símbolos,sino calor.
Eres el único presagio que me niego a descifrar,
el caos bendito que salva mi orden.

Tus dedos en mi cintura son runas vivas,
un alfabeto de sombra y sudor que comprendo
sin pensar.Tu boca es el eclipse
que acepto sin preguntar por el minuto exacto.

Jadeamos constelaciones en la penumbra,
inventamos mitologías con cada gemido.
Eres el rito que elijo sin consultar a los astros,
la ceremonia donde me vuelvo animal sagrado.

En tu abrazo, por fin, dejo de ser la adivinadora,
y soy sólo el latido que precede al alba,
la carne que arde sin preguntar por el mañana,
el grito que no tiene más destino que este instante.



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