-El Hijo de Dios yace en la tumba. Pero esta su ‘ausencia’ no es un vacío: es espera, plenitud contenida, promesa custodiada en la oscuridad”: lo afirmó el Papa León XIV en la catequesis hoy, 17 de septiembre, día en que la iglesia celebra a San Roberto Belarmino, onomástica del Pontífice nacido como Robert Francis.-
"San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Orden de la Compañía de Jesús, que intervino de modo conspicuo, con sutiles y peculiares aportaciones, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio pastoral de la diócesis de Capua, en Italia. Finalmente, desempeñó en la Curia romana múltiples actividades relacionadas con la defensa doctrinal de la fe (1621)".
Un gigante de la Iglesia de la Contrarreforma, fue un erudito de una inteligencia deslumbrante y una piedad profunda. Conocido por la historia como "El Martillo de los Herejes", su fuerza no residió en la violencia, sino en la inquebrantable fortaleza de su fe y en la brillantez de su intelecto.
Nacido en 1542, ingresó a la Compañía de Jesús, donde su genio académico floreció rápidamente. Su celo por la verdad lo llevó a convertirse en una figura central de la apologética católica, dedicando su vida a defender la fe contra los ataques de la Reforma Protestante.
Su obra maestra, las *Disputationes de Controversiis Christianae Fidei*, es un monumento a la teología católica. A través de este texto monumental, Belarmino desarmó sistemáticamente los argumentos de los reformadores con una erudición exhaustiva y una lógica impecable, siempre motivado no por el deseo de humillar, sino por el anhelo de llevar las almas a la verdad de Cristo. Su método era tan respetuoso como contundente, citando a sus oponentes con precisión antes de refutar sus ideas con la tradición de los Padres de la Iglesia y las Sagradas Escrituras.
Roberto Belarmino fue inquisidor en la época de la contrarreforma. Él se encargó de dirigir los procesos inquisitoriales contra los astrónomos Giordano Bruno y Galileo Galilei
A pesar de su fama como intelectual, la santidad de Belarmino residía en su profunda humildad y su espíritu de pobreza. Como cardenal, vivía con una austeridad monástica, dando la mayoría de sus posesiones a los pobres y llegando a utilizar sus tapices de seda para cubrir a los mendigos. Su vida personal era un reflejo de su teología: una defensa de la verdad que siempre estuvo arraigada en la caridad.
El "Martillo de los Herejes" fue un título de honor que se ganó con la pluma, no con la espada. Demostró que la verdadera fortaleza de la Iglesia reside en la caridad y el conocimiento, y que la fe puede ser defendida con la misma pasión con la que se vive. Fue canonizado en 1930 y declarado Doctor de la Iglesia, reconociendo su inmensa contribución a la doctrina católica como un modelo de celo y santidad.
.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Que tengas un excelente día.