HUELLAS III

El Cuerpo como Lienzo, la Palabra como Pincel; Imagina un bambú que se dobla sin romperse, una peonía que se abre bajo la lluvia, un río que talla su cauce en la roca. Así es el kinbaku: un arte que dibuja geometrías sagradas sobre la piel, convirtiendo la resistencia en belleza. Estos tankas son el eco literario de ese acto. Cada sílaba, como una cuerda, sostiene: captura instantes donde el dolor se transfigura en flor, donde la sumisión se alza como un puente hacia lo sublime. En este capítulo, las palabras se enredan en nudos de tinta, invitándote a leer con los ojos cerrados y la piel despierta.


XXI
    Alas de rocío
    libélula en calma, quieta,
    presa del alba.
    Vibración en el nudo,
    sensualidad que posa


XXII
    Glicina que abraza,
    nudos de flores púrpuras,
    piel que florece.
    Suave liana del anhelo,
    dulce prisión del tacto.

XXIII
    Soga que enrosca,
    serpiente, nudos firmes,
    piel que suspira.
    Fuerza oculta en la calma,
    deseo que muda la piel.


XXIV
    Nudo de bambú,
    cuerda que cede al aliento,
    tallo que se curva.
    Fuerza en la mansedumbre,
    el vacío se hace forma.


XXV
    Sauce que se inclina
    ramas caen con el nudo,
    cuerpo que cede.
    Melancolía y gracia,
    la entrega es lluvia suave.


XXVI
    Nudos desatan,
    energía que dormía,  
    despertar lento...
    Ciruelo exhala su aroma,  
    frutos guardan secretos.


XXVII
    Seda en la piel
    tacto de dioses antiguos
    entrega pura...  
    Luz de linterna revela  
    flor de intimidad segura


XXVIII
    Manos sabias 
    tejen lazos de deseo
    unión sin fin... 
    Musgo besa lentamente
    paciencia es su virtud

XVIX
    Nudos narran  
    historias en cada surco 
    Lenguaje arcano... 
    Lluvia fecunda la tierra,  
    pasión germina en grano.

XXX
    Cuerda traza ruta
    senderos fuego rubi  
    piel en llamas... 
    Río talla camino, 
    energía halla puerto

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