EVANGELIO SEGUN SAN MARCOS

El Evangelio de Marcos, el más breve y antiguo de los cuatro canónicos, es una obra esencial para comprender los orígenes del cristianismo. Escrito hacia el año 66-70 d.C., su estilo directo y vibrante no solo ilumina la vida de Jesús, sino que también ofrece pistas sobre las comunidades cristianas del primer siglo. Este artículo explora su relevancia histórica y teológica, su aceptación en la Iglesia primitiva y las curiosidades que lo rodean.

Marcos es considerado el primer Evangelio escrito, precediendo a Mateo y Lucas, quienes lo usaron como fuente (teoría conocida como prioridad marciana). Su redacción coincide con un período crítico: la revuelta judía contra Roma (66-70 d.C.) y la destrucción del Templo de Jerusalén. Esto explica su enfoque en la perseverancia ante la persecución y su mensaje dirigido a gentiles, especialmente romanos, como se evidencia en las explicaciones culturales: Traduce términos arameos (ej. Talitha kumi en Marcos 5:41).  
Omisión de leyes judíasm No profundiza en disputas rituales, a diferencia de Mateo.  

Además, su proximidad a los eventos narrados (apenas 30-40 años después de la muerte de Jesús) lo convierte en un documento clave para estudios históricos sobre el Jesús humano.

Marcos no busca solo narrar hechos, sino proclamar una fe. Su enfoque único incluye:  
El secreto mesiánico Jesús ordena silenciar su identidad (ej. a los demonios en Marcos 1:34 o a los discípulos tras la confesión de Pedro en 8:30). Este recurso literario subraya que la verdadera comprensión de Jesús como Mesías solo surge tras su muerte y resurrección.  
Cristo sufriente: El título "Hijo de Dios" (Marcos 1:1) se redefine en la cruz, donde un centurión romano lo proclama (15:39). La humanidad de Jesús se muestra en su angustia en Getsemaní (14:33-36).  
Discipulado radical: Seguir a Jesús implica aceptar el sufrimiento (Marcos 8:34-35), un mensaje urgente para comunidades perseguidas.  

A diferencia de Juan, Marcos no incluye discursos extensos, pero su narrativa ágil (usando frecuentemente la palabra "inmediatamente") transmite la intensidad del ministerio de Jesús.
  
Aunque hoy es parte indiscutida del canon, en la antigüedad algunos lo consideraron un resumen "inferior" de Mateo. Su aceptación se consolidó por:  
Vínculo apostólico: La tradición, respaldada por Papías de Hierápolis (siglo II), afirma que Marcos registró las predicaciones de Pedro en Roma. Esto le dio autoridad apostólica indirecta.  
Coherencia doctrinal: A pesar de su brevedad, no contradice los otros Evangelios y enfatiza la resurrección (aunque su final original termina en 16:8, con las mujeres asustadas ante el sepulcro vacío).  
Uso litúrgico: Su estructura sencilla lo hizo apto para la catequesis en comunidades multiculturales.  

San Jerónimo y San Agustín defendieron su valor, y el Concilio de Trento (1546) lo ratificó como texto inspirado.
 
El final perdido: Los versos 16:9-20 (la aparición a María Magdalena y la Gran Comisión) están ausentes en los manuscritos más antiguos (como el Codex Sinaiticus). Los estudiosos creen que fueron añadidos en el siglo II para suavizar el final abrupto.  
El joven de la sábana: En Marcos 14:51-52, un joven huye desnudo tras la arresto de Jesús. Algunos sugieren que es el propio Marcos, insertándose simbólicamente en la narración.  
Milagros únicos: Solo en Marcos aparecen Jesús curando a un sordomudo con saliva (7:31-37) y a un ciego en dos etapas (8:22-26), detalles que resaltan su método pedagógico.  
El Evangelio Secreto de Marcos: Un fragmento citado por Clemente de Alejandría (siglo II), descubierto en 1958, describe un encuentro entre Jesús y un joven resucitado. Su autenticidad sigue en debate.  

En el siglo XIX, académicos como Wilhelm Wrede cuestionaron el "secreto mesiánico", impulsando nuevos enfoques literarios. Hoy, Marcos es visto como un texto revolucionario:  
Feminismo teológico: Las mujeres (como la hemorroísa o María Magdalena) tienen roles activos, aunque su testimonio es silenciado inicialmente (16:8).  
Narrativa política: Algunos interpretan su crítica a las autoridades religiosas (ej. Marcos 11:15-18) como un llamado a la justicia social.  

En la cultura, su influencia llega a obras como El hombre que fue jueves de G.K. Chesterton, donde el caos y la fe se entrelazan al estilo marciano.

El Evangelio de Marcos, con su crudeza y urgencia, captura el núcleo del mensaje cristiano: un Mesías que triunfa mediante la derrota. Como escribió el teólogo James Dunn, "Marcos nos obliga a enfrentar el escándalo de la cruz". Su aceptación tardía pero firme en la Iglesia refleja cómo la autenticidad, más que la perfección, termina abriéndose camino. Desde las catacumbas romanas hasta las biblias modernas, este texto sigue desafiando a creyentes y escépticos a responder la pregunta que Jesús lanza una y otra vez: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" (Marcos 8:29).

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