BRUMA Y ROCIO II


Capítulo 2: «Silencio Habitado»
(Quietud, introspección y soledad)

Entre el susurro de las estaciones y el latido efímero de lo cotidiano, estos haikus tejen un diálogo íntimo con el mundo. Rocío y bruma —título que encapsula la dualidad de lo fugaz y lo persistente— es una invitación a detenerse en los instantes que, como marcas en el aire, se disuelven pero no desaparecen.  


Cada poema es un microcosmos donde la naturaleza se revela cómplice: cerezos que dejan caer pétalos, sombras que se deslizan en paredes blancas, lagos que atrapan lunas gemelas. Son voces de lo no dicho, donde el silencio habla a través del crujir de la nieve o el vibrar de una cuerda en la noche.  



1. 

   Luna en el río 

   mueve su reflejo en calma… 

   noche sin voz 


2. 

   Sombra desliza 

   sobre pared blanca…  

   noche sin luna


3.  

   Junco se mece  

   al ritmo del río… 

   mente en calma


4.   

   Gafas empañadas   

   al abrir la puerta… 

   aliento invernal 


5. 

    Neblina en la bruma  

el rocío suspira solo…  

primavera muda.


6. 

   Ocaso tiñe 

   de rojo el horizonte… 

   alma en silencio 


7.   

   Nubes transitan  

   sobre el monte… mi sombra   

   las sigue en vuelo


8.  

   Lago refleja  

   tu rostro y el mío… 

   dos lunas juntas 


9. 

   Cueva resguarda 

   eco de tus palabras…  

   silencio antiguo   


10. 

    Gato duerme  

    bajo el sol de la tarde… 

    tiempo detenido 



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