El shibari, literalmente, «atadura», es un arte de origen japonés también llamado, con matices, kinbaku («atadura tensa»).
Usando como base un antiguo arte marcial samurai, los primeros maestros de la cuerda desarrollaron técnicas de atadura que combinaban dolor y placer, inmovilización y liberación, vergüenza y orgullo.
Paradójicamente, sentirse atado, protegido y abrazado por las cuerdas abre nuevas e insospechadas vías de comunicación.
En buenas manos, las cuerdas se convierten en larguísimas extensiones de los dedos de quien ata, en tentáculos que abrazan, acarician y acompañan...
LXXXIV
Lazos de seda
tejen sombras en tu piel…
noche sin final
LXXXII
Cuerpo y soga
enredaderas unidas…
despierta el jardín
LXXXIII
Nudo que abraza
el arco de tu espalda…
luna en el cristal
LXXXIV
Soga serpiente
entre tus curvas fluye…
río de pasión
LXXXV
Tensión en el aire
la cuerda traza un camino…
piel que despierta
LXXXVI
Nudo en la flor
la soga ciñe el brote…
rocío en tu piel
LXXXVII
Soga que arde
bajo el sol de agosto…
noche que calla
LXXXVIII
Lazos de viento
hojas y sueños atados…
luna desnuda
LXXXIX
Nudo en la nieve
la cuerda marca senderos…
frío que arde
XC
Agujas de pino
tejen sombras en la nieve…
gafas empañadas
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