POEMAS EN EL EXILIO

XVI

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza.

La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.

Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y

nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que

aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire.

Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de

kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares

y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche,

duelen de noche bajo el sol


Juan Gelman,


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